
La escasez hídrica y el cambio climático son una realidad que afecta a nivel mundial, especialmente a nuestro país, y que ha levantado el desafío de encontrar una solución. En esta búsqueda, la nanotecnología ha jugado un rol crucial al momento de generar mejoras en distintas industrias, en especial para la agrícola y forestal.
Soluciones para la escasez hídrica
En este proceso de búsqueda, la investigadora chilena Johanna Castaño de la Facultad de Ingeniería y Tecnología (FIT), Universidad San Sebastián (USS) de Concepción, se ha concentrado en desarrollar una solución tecnológica para facilitar el acceso al agua y sus nutrientes, con foco en la industria agroforestal.
Esta tecnología, hecha en Chile, tiene por objetivo mejorar la retención de humedad y nutrientes para contrarrestar la escasez hídrica que se vive. La investigadora explica, en entrevista con La Tercera, “los cultivos no logran absorber grandes cantidades de agua y nutrientes lo que causa lixiviación (extracción sólido-líquido) en estos, por lo que se deben encontrar formas de responder a la preocupante situación de deficiencia hídrica y nutricional, ambos factores se intensificarán producto de la variabilidad climática junto con el aumento de la temperatura global”.
Nanotecnología hecha en Chile
El proyecto de la doctora Castaño y su equipo de la USS, fue seleccionado entre más de 200 propuestas a nivel nacional del concurso IDeA I+D, desarrollado por la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID).
Según explican desde el equipo, la ejecución de dicha solución tendrá una duración de dos años, buscando un producto que sea capaz de desarrollar una función sinérgica en aporte de agua y nutrientes, eco amigable, versátil y adaptable a las necesidades de la escasez hídrica.
La investigadora chilena señala que descubrió en los sarmientos de vid, madera que resta de las parras de uva, residuos orgánicos que también están presentes en la industria agrícola y forestal ”luego del corte de los árboles. Es así como nace la tecnología “Power Hydrochar”, que busca transformar en un material compuesto bioformulado tipo núcleo-coraza, preparado a partir de biochar activado, recubierto con un material hidratante basado en biopolímeros. El núcleo como la coraza de la tecnología aprovechan los residuos. Cuentan con procesos amigables para el medio ambiente, debido a sus materiales biodegradables”.
Así, lo que se consiguen son pellets de material biocompuesto, que permite la retención y liberación controlada de agua, aportando nutrientes y fertilizantes al suelo; aprovechando de mejor forma los recursos renovables y reduciendo el uso de polímeros sintéticos.
El proyecto se encuentra en proceso piloto, con trabajo colaborativo entre distintas instituciones como la USS que lidera junto al Centro de Investigación de Polímeros Avanzados y la U. de Concepción.