Investigadores de CIPA Chile crearon un plástico biodegradable y compostable que reemplaza el polietileno.
No contamina y optimiza los residuos que comúnmente botan las empresas. Se trata de Flexbio, un bioplástico hecho en base a materias primas de biomasa, que cada vez más toma fuerza en distintos sectores, como una alternativa natural y amigable con el medioambiente, sustituyendo, incluso, algunas tareas de producción en la agricultura, donde se ocupa el plástico de polietileno.
Rodrigo Briones, investigador a cargo de Flexbio en el Centro de Investigación de Polímeros Avanzados (CIPA Chile) detalla que se trata de “un bioplástico que es derivado del aserrín y, de acuerdo con estas características, es biodegradable y, dependiendo de la aplicación que se le quiera dar también puede ser compostable”.
Desde su creación en 2006, esta innovadora tecnología se ha enfocado en entregar soluciones a las empresas y pymes nacionales, interesadas en mejorar su competitividad y productividad, utilizando residuos y los subproductos que generan, pero comúnmente botan.
Pese a los 12 años en el mercado, su expansión no ha sido tan masiva, así como tampoco lo ha sido la realización de un trabajado diario más sustentable. Una situación que Briones entiende, y de la cual asegura que “en las pequeñas empresas no utilizan estos residuos porque no tienen las capacidades técnicas para valorizarlo. No cuentan con secadores, calderas, sistemas de piping y otras alternativas que les permiten aprovechar las materias primas como fuentes de energía. Por eso, nuestra labor es darles la ‘receta’ del bioplástico, para que puedan comercializarlo con una previa capacitación del personal para que sepa operar la planta piloto”.
La irrupción de Flexibio en la industria agrícola y procesadora de plásticos
Desde sus inicios, Flexibio se implementa en la agricultura, porque allí se utilizan grandes cantidades de plástico para las siembras, cultivos y riegos, lo que significa un nicho de mercado importante.
Actualmente, CIPA Chile trabaja con Coopemad (Cooperativa Maderera de Arauco y Sociedad Ltda), formada por pequeños madereros y pymes en la región del Biobío, lugar donde implementarán una planta piloto de producción de bioplásticos, gracias al financiamiento obtenido del Fondo de Innovación para la Competitividad en la zona.
Pero en la práctica CIPA Chile ha visto la posibilidad de expandir esta solución sustentable a otros sectores, motivo por el que revisaron nuevamente las propiedades y el desempeño de los materiales para probarlo en otras aplicaciones.
“Esta tecnología también puede ser transferida a la industria procesadora de plásticos, por ejemplo, que en Chile es bastante grande y sólida. hay empresas nacionales, donde hemos hecho pruebas de prototipos iniciales, y ahora hay que ver la forma de transmitirles esos conocimientos para que puedan obtener la tecnología mediante un licenciamiento”, dice Briones.
Por estos días, CIPA Chile realiza pruebas piloto con empresas nacionales, principalmente de Santiago, obteniendo prototipos para realizar fichas técnicas de cada una de las variedades de Flexbio, una tecnología atractiva para las organizaciones que desean contribuir a la reducción del impacto ambiental.