2 enero, 2020

Protera, la startup chilena que triunfa en Europa y sedujo a Silicon Valley

A través de la inteligencia artificial, el proyecto prolonga la vida útil de los alimentos.

El pan, que dura siete días desde su elaboración, gracias a la tecnología, puede mantener su estado por un mes, pero ¿cómo extender tanto el plazo? A través de la creación de proteínas. Así lo ha demostrado durante años la startup chilena Protera, creada por los ingenieros bioquímicos Leonardo Álvarez y Francia Navarrete.

Para lograrlo, los jóvenes científicos, que en ese entonces cursaban sus carreras en la Universidad Andres Bello, crearon MADI (Molecular Affinity Dynamics Interface), un software, o más bien un algoritmo, que les permite detectar y asignar el tipo de proteínas y componentes que necesita cada alimento; una solución altamente demandada por grandes empresas en Estados Unidos y Europa, que les ha permitido aumentar sus ingresos anuales, bordeando los US$ 3.000.

Pero ¿cómo funciona MADI para lograr tal éxito? Álvarez explica que el software crea una proteína que genera el mismo efecto que el propanoato de calcio (fuente natural). Ayuda a los alimentos a que no se contaminen con hongos y a extender su vida útil, manteniendo la calidad y sabor de estos.

“En la tierra se han creado proteínas de todo tipo y todos los organismos, nuestra piel (colágeno) es proteína, la hemoglobina que nos permite respirar es una proteína, y es que estas cumplen muchos roles en la naturaleza. Con este algoritmo podemos entender cómo la naturaleza ha creado toda esa variedad de proteínas y captar todos estos patrones para generar proteínas que realicen una función en específico”, explica Álvarez.

Conciencia y transparencia  

Luego de años de trabajo y tras adjudicarse un proyecto Corfo, la startup logró llamar la atención de una incubadora en Silicon Valley, que los invitó en 2017 a desarrollar allí su proyecto, además invertir en ellos, abriendo su camino a la internacionalización. En este paso, explican, también se abrieron a nuevas visiones que resaltan de su trabajo, como la simplificación del etiquetado de los productos, dado que poseen menos intervención química.

“El consumidor moderno tiene una forma distinta de ver los productos que compran, se preocupan de los ingredientes que traen y su proceso, para esto su etiqueta tiene que ser entendible, lo que se llama etiqueta limpia, y además deben indicar su origen, si es que son sustentables, por ejemplo”, detalla Álvarez.

El paso por Silicon Valley sumado a sus buenas prácticas llevó a Protera a ser reconocida internacionalmente, permitiéndoles generar negocios con inversionistas de Corea del Sur, Italia y Estados Unidos, aun cuando su laboratorio oficial se encuentra en Santiago de Chile.